Mientras preparo la crónica de lo acaecido en el Games Day de Palma (que ya adelanto que fue un exitazo), hoy os quiero presentar otra faceta imprescindible para todo egocéntrico de pro: los libros que leo. Ya hacía tiempo que quería mostraros mi biblioteca particular, pero creo que es más interesante hacer una reseña sobre lo que leo que una foto más que no os daría una idea precisa del inabarcable conocimiento que me rodea.
Hoy comenzaré por uno que he terminado recientemente y que me autoregalé (la única forma de tener regalos decentes hoy en día) las pasadas navidades. Además, Carlos, en su blog, también lo anunció como una de sus adquisiciones. Se trata de La Caída del Imperio Romano, de Adrian Goldsworthy.
Hoy comenzaré por uno que he terminado recientemente y que me autoregalé (la única forma de tener regalos decentes hoy en día) las pasadas navidades. Además, Carlos, en su blog, también lo anunció como una de sus adquisiciones. Se trata de La Caída del Imperio Romano, de Adrian Goldsworthy.
Yo ya tenía referencias de Goldsworthy como miembro activo de Slingshot (publicación de la ya atesoro 15 años de subscripción), así como de importantes aportes a las listas de ejército de DBM (no de DBMM, hasta donde yo sé) y en diversos títulos de Osprey Publishing. Un especialista en el campo de la historia militar, vaya. Este es el primer libro suyo que leo fuera de ese círculo de artículos especializados para frikis.
No puedo a entrar a valorar técnicamente la argumentación que defiende Goldsworthy en tanto que no dispongo de suficiente bagaje de conocimiento específico del período ni del contexto histórico, pero destaca sin duda el saber hacer de un historiador con mucha mili hecha. Su tesis no es nueva, el Imperio Romano (el Occidental, puntualicemos) se desmoronó por causas internas y no por la acción de las fuerzas externas que le resultaran imposibles de superar. El propio autor se ubica en el grupo de los defensores que señalan directamente a la evolución interna del Imperio como causa última de su largo declive (de tres siglos, no lo olvidemos). De ahí que afirme, cosa que yo también subscribo, que un imperio que necesita tres siglos para caer no ha caído, es decir, no se ha desmoronado. Se trató, pues, de una larga decadencia.
A lo largo del texto abunda la prudencia del que sabe que sin estadísticas fiables, fuentes contemporáneas de calidad y cantidad muy heterogéneas, cuando no inexistentes (el propio Goldsworthy echa de menos la abundancia y la excelencia de fuentes de los siglos anteriores a la decadencia) o datos arqueológicos parciales y/o limitados no es posible afirmar nada con rotundidad. Independientemente de ello, el análisis que realiza, a mi entender, parece sólido. Destaco, finalmente, un epílogo final que el autor destina a la comparación entre el Imperio Romano y los Estados Unidos actuales, pero eso no lo destriparé :).
Utilizando una de esas metáforas de literato de opereta, ha arrojado luz en las penumbras de mi conocimiento sobre el tema. Ahora, al menos, puedo incluir a mi larga lista de nombres a utilizar en momentos especialmente pedantes los de Pertinax o Aecio, entre muchos otros. Aunque Roma no sea vuestro leitmotiv, como es mi caso, un libro altamente recomendable. Eso sí, no lo encontraréis por menos de 30 eurazos :(.
No puedo a entrar a valorar técnicamente la argumentación que defiende Goldsworthy en tanto que no dispongo de suficiente bagaje de conocimiento específico del período ni del contexto histórico, pero destaca sin duda el saber hacer de un historiador con mucha mili hecha. Su tesis no es nueva, el Imperio Romano (el Occidental, puntualicemos) se desmoronó por causas internas y no por la acción de las fuerzas externas que le resultaran imposibles de superar. El propio autor se ubica en el grupo de los defensores que señalan directamente a la evolución interna del Imperio como causa última de su largo declive (de tres siglos, no lo olvidemos). De ahí que afirme, cosa que yo también subscribo, que un imperio que necesita tres siglos para caer no ha caído, es decir, no se ha desmoronado. Se trató, pues, de una larga decadencia.
A lo largo del texto abunda la prudencia del que sabe que sin estadísticas fiables, fuentes contemporáneas de calidad y cantidad muy heterogéneas, cuando no inexistentes (el propio Goldsworthy echa de menos la abundancia y la excelencia de fuentes de los siglos anteriores a la decadencia) o datos arqueológicos parciales y/o limitados no es posible afirmar nada con rotundidad. Independientemente de ello, el análisis que realiza, a mi entender, parece sólido. Destaco, finalmente, un epílogo final que el autor destina a la comparación entre el Imperio Romano y los Estados Unidos actuales, pero eso no lo destriparé :).
Utilizando una de esas metáforas de literato de opereta, ha arrojado luz en las penumbras de mi conocimiento sobre el tema. Ahora, al menos, puedo incluir a mi larga lista de nombres a utilizar en momentos especialmente pedantes los de Pertinax o Aecio, entre muchos otros. Aunque Roma no sea vuestro leitmotiv, como es mi caso, un libro altamente recomendable. Eso sí, no lo encontraréis por menos de 30 eurazos :(.
3 comentarios:
Una lectura muy valiosa sin duda.
Yo estoy ahora mismo enfrascado en su lectura.
Sobre la caída del imp.romano, tengo otro de Arther Ferril "La caída el imperio romano, causas militares". de EDAF. Aquí comienza con Constantino y recorre los problemas militares y estratégicos del imperio, pasando evidentemente por Adrianópolis. Un ensayo más que interesante.
De Goldsworthy tengo pendiente su monumental "César", que solo de hojearlo se me hace la boca agua, pero me resisto a empezarlo antes de liquidar otras cosas.
y ya leídos de este hombre, tengo "historia de las guerras púnicas", "el ejército romano" y "grandes generales del ej. romano". Este tipo sabe un rato.
Desde luego. Este es un crack de cracks.
Hombre, siempre hay amigos que te dejan cosas de 30 eurazos, ¿no?
;OP
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