Ayer Xavi y yo jugamos la tan esperada final de la liga. Pues bien, debo iniciar esta breve crónica el calificativo de patético no es, ni de lejos, suficiente para describir lo sucedido. Empecemos por el principio.
Nos encontramos a las 17:00 en Alpha para así poder disponer de tiempo suficiente y no acabar muy tarde. Yo iba con la mentalidad de perder con dignidad ante la imparable avalancha de poder destructivo de su ejército. Mi pobre turcómano no tiene pegada contra sus huestes de almogàvers y nobles acorazados, así que se trataba de ser un rival digno para una final dura, pero de final claramente predecible.
Esta imagen de Xavi muestra a la perfección la voracidad aniquiladora con la que se presentó ante mí.
Nos encontramos a las 17:00 en Alpha para así poder disponer de tiempo suficiente y no acabar muy tarde. Yo iba con la mentalidad de perder con dignidad ante la imparable avalancha de poder destructivo de su ejército. Mi pobre turcómano no tiene pegada contra sus huestes de almogàvers y nobles acorazados, así que se trataba de ser un rival digno para una final dura, pero de final claramente predecible.
Esta imagen de Xavi muestra a la perfección la voracidad aniquiladora con la que se presentó ante mí.
Nos teníamos tanto pánico el uno al otro que el despliegue no finalizó hasta las 19:00. El terreno nos favoreció a los dos. Yo conseguí endosarle una BUA fortificada con una artillería (S) dentro en su zona de despliegue, pero él supo contrarrestarlo a la perfección con una concentración de mandos en el lado opuesto. Total que yo desplegué concentrado a mi izquierda y él también a la suya. Ambos tendríamos que maniobrar mucho (pero mucho) antes de entrar en combate.
Aquí una imagen de su masa de nobles inicial.
Aquí una imagen de su masa de nobles inicial.
Paralelamente, a las 20:00 comenzó una reunión para decidir aspectos de la programación de las próximas jornadas de Alpha el próximo mes de noviembre. Como quiero organizar un torneo de DBMM, confirmé mi asistencia. Pensé que, hacia esa hora la partida ya estaría muy avanzada y no me sería problemático combinar ambas cosas. Lo cierto es que no fue así, la batalla apenas si había comenzado y pasó lo peor de lo peor. Le dije a Xavi que iba a la reunión mientras el movía y hubo un malentendido entre ambos. Yo creí que él vendría a avisarme una vez completado su turno para seguir jugando y él creyó que ya sería yo quien volviese cuando lo considerase oportuno. Mientras el uno esperaba al otro, pasó una hora de reloj (no es broma).
Tras las respectivas disculpas mutuas, abandoné la reunión con los puntos a defender ya asegurados (os informaré cuando lo tenga confirmado más adelante) y procedimos a seguir jugando. Maniobra tras maniobra, tanteo tras tanteo, se producían algunos combates esporádicos, pero aun no había choque. Ambos queríamos asegurar el golpe en condiciones y todo se reducía a un toma y daca aquí y allá.
A las 10:00 decidimos ir a cenar. Había que hacerlo a toda pastilla porque la previsión de juego aun era larga. A más INRI, no tenía dinero encima (sólo calderilla). Como no tenía previsto que la cosa se alargara tanto, no pensé en cena fuera. Xavi amablemente me pagó una especie de superempanadilla abierta hipercolesterólica y grasienta en un Frankfurt cercano. Tremenda. Veinte minutos después ya estábamos de vuelta.
La fragmentación y sucesivos tanteos de ambos llevaron a un caos difícil de gestionar. Llevábamos ya varias horas y mi cerebro notaba los efectos de la fatiga. Se me escapaban reglas a aplicar, me contradecía más veces de lo habitual y exigía una y otra vez a Xavi que me recordase a qué mando pertenecía cada tropa.
A partir de las 23:00 llegaron Òscar y César. Sus respectivas sonrisas sardónicas contemplando a los flamantes finalistas tantearse sin entrar a trapo era evidente. Comentarios cáusticos del tipo “¿Esto es lo que tarda una partida normal en DBMM?” o bien “Pues menos mal que es un juego ágil”, acompañados de la carcajada sonora del resto de espectadores jalonaba una noche lamentable.
Resumiré. Nos fuimos matando algunos elementos hasta que finalmente nos enfrascamos en combate. Yo le rompí uno de sus megamandos y él me rompió uno minúsculo y me desmotivó otro cuando vimos que se aproximaban las 02:00 de la madrugada. Ambos teníamos que volver en metro a casa así que decidimos anular la partida y volverla a jugar otro día. Xavi estaba a punto de la victoria final, sólo le faltaban unos pocos elementos para ganarme, pero a última hora vimos que no habíamos tenido en cuenta que dos mandos míos estaban impetuosos y no los moví como tales, cosa que alteraba profundamente la situación de las tropas.
Conclusión. Una noche para olvidar. Ya miraremos de quedar otro día y os avisaremos. Constato que con la edad, mi cerebro no puede con la cantidad de variables que hay que considerar en una partida avanzada, pero sobre todo después de ¡9 horas! de partida, eso sí, discontinuas.
Lo dicho. Patético. Muy patético.
Tras las respectivas disculpas mutuas, abandoné la reunión con los puntos a defender ya asegurados (os informaré cuando lo tenga confirmado más adelante) y procedimos a seguir jugando. Maniobra tras maniobra, tanteo tras tanteo, se producían algunos combates esporádicos, pero aun no había choque. Ambos queríamos asegurar el golpe en condiciones y todo se reducía a un toma y daca aquí y allá.
A las 10:00 decidimos ir a cenar. Había que hacerlo a toda pastilla porque la previsión de juego aun era larga. A más INRI, no tenía dinero encima (sólo calderilla). Como no tenía previsto que la cosa se alargara tanto, no pensé en cena fuera. Xavi amablemente me pagó una especie de superempanadilla abierta hipercolesterólica y grasienta en un Frankfurt cercano. Tremenda. Veinte minutos después ya estábamos de vuelta.
La fragmentación y sucesivos tanteos de ambos llevaron a un caos difícil de gestionar. Llevábamos ya varias horas y mi cerebro notaba los efectos de la fatiga. Se me escapaban reglas a aplicar, me contradecía más veces de lo habitual y exigía una y otra vez a Xavi que me recordase a qué mando pertenecía cada tropa.
A partir de las 23:00 llegaron Òscar y César. Sus respectivas sonrisas sardónicas contemplando a los flamantes finalistas tantearse sin entrar a trapo era evidente. Comentarios cáusticos del tipo “¿Esto es lo que tarda una partida normal en DBMM?” o bien “Pues menos mal que es un juego ágil”, acompañados de la carcajada sonora del resto de espectadores jalonaba una noche lamentable.
Resumiré. Nos fuimos matando algunos elementos hasta que finalmente nos enfrascamos en combate. Yo le rompí uno de sus megamandos y él me rompió uno minúsculo y me desmotivó otro cuando vimos que se aproximaban las 02:00 de la madrugada. Ambos teníamos que volver en metro a casa así que decidimos anular la partida y volverla a jugar otro día. Xavi estaba a punto de la victoria final, sólo le faltaban unos pocos elementos para ganarme, pero a última hora vimos que no habíamos tenido en cuenta que dos mandos míos estaban impetuosos y no los moví como tales, cosa que alteraba profundamente la situación de las tropas.
Conclusión. Una noche para olvidar. Ya miraremos de quedar otro día y os avisaremos. Constato que con la edad, mi cerebro no puede con la cantidad de variables que hay que considerar en una partida avanzada, pero sobre todo después de ¡9 horas! de partida, eso sí, discontinuas.
Lo dicho. Patético. Muy patético.
10 comentarios:
Joder, tremendamente desalentador el desenlace. Cuando se queda para jugar, se queda para eso y nada más. Ni comer tan siquiera. ¿Acaso los zulúes respetaron la hora del té en Rorke's Drift?
Muy mal David, así no conseguirás que nadie abrace DBMM!! tienes que decir
"todo fue genial y muy rápido la partida fue muy igualada incluso nos dio tiempo a ir a cenar a un restaurante de varios platos y a las 21:00 cada uno ya andaba en su casa"
La verdad es que aunque sabe mal que ocurran estas cosas me encanta ver como el no haber podido decidir la batalla no os desmotiva para hacer una segunda final.
Felicidades a pesar de no terminar la partida a ambos.
La verdad es que fue una tarde-noche de lo más surreal. Nunca he jugado una partida tan larga...como frustrante :(
jopeeeeee!
un poco patetico si debio ser
pero juanjo tiene razón, no es posible conjugar una reunión de club con una final!!!
Lo sé, lo sé, pero todo sea por asegurar el futuro de DBMM en Alpha :(...
Leyendo la "patética batalla" me imaginaba a Darío invitando a cenar a Alejandro-Magno en un Mac, y a panza llena y eructo, regresar al campo de batalla a continuar la jodia.... pero a noche profunda, Darío dice: "Alejandro, no tienes sueño?... Son las dos de la madrugada, haber si nos vemos la próxima semana y seguimos...Ok"
Fans IMPETVS :-)
Hombre, pues patético del todo no fué, yo aprendí mucho. Encima el grasiento bocata estaba de lujo.
Por cierto, Juanjo, no eres el más indicado para hablar del té, jejeje
Aunque claro, en tu favor puedo decir que es antes de la batalla que lo tomas jejeje
Bueno, concidió con la reunión, però la culpa fué del malentendido sobre quién avisaba a quién. Además, es cierto que la reunión era importante.
Xavi
Cierto Xavi, de igual forma que me parece inoportuno interrumpir la batalla (a menos que verdaderamente exista necesidad), considero inexcusable tomar un té antes de empezarla. Es un momento trascendental, en el que puedes poner en orden tu estrategia y templar el espíritu para las horas de tensión que se avecinan.
Si te sirve de consuelo, pese a no estar tooooodo el rato que duro la partida, me dio tiempo a admirar la calidad de pintado de ambos ejercitos y el efecto de batalla multitudinaria que se ve en la mesa.
P.D.: siempre hay algún dia que es mejor olvidar. Ello compensan los diezmil restantes que siempre queremos recordar.
Podía haber sido peor...
Podría haber sido el principio de la liga
:O
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