A la vuelta del festín hipercalórico, segunda tanda de juego y resultados finales. El resultado del escenario de Zama lo omito porque de eso se encarga Carlos en su blog. Me centro en el resto de actividades.
En primer lugar, mi momento de gloria tomando el micro y deslumbrando a los asistentes con mi oratoria.
También participó durante unos breves instantes un tal Dani…si no recuerdo mal.
No pudo eclipsar mi verbo grácil, pero sirvió para no abrumar a los espectadores con mi presencia desbordante.
Y ahora sí, la entrega de premios. Para empezar, los tres ganadores de la primera liga MMI. En tercera posición, el Sr. Biel, de la Legio Balearica, con su Medieval Spanish.
Galardón de plata para el segundo clasificado, Xavi de nuestra Legio Barcino, con su Prefeudal Scot.
Y finalmente el campeón absoluto. Nuestro Magister Militum Ibericus, el Sr. Andreu, de la Legio Balearica nuevamente, con su temible Serbian empire.
Impresionante. De seis finalistas, la Balearica mete a sus dos jugadores en el podio. Eso dice mucho de su nivel.
Pausa para una reflexión. Ahora que veo las fotos, me fijo en lo rematadamente bajo que soy. O eso o los grandes jugadores de DBMM han de ser altos. Inquietante.
Seguidamente se procedió a la presentación de los dos ganadores del concurso de pintura por categorías. Todos votamos seleccionando los dos mejores elementos y/o composiciones de las presentadas. El resultado final fue apabullante.
Mejor Bagaje pintado: Carlos. Segundo mejor: Pep.
Mejor unidad pintada: Carlos. Segundo mejor: Pep.
Mejor comandante pintado: Carlos. Segundo mejor: Pep.
En un gesto de magnanimidad propio de los grandes hombres, Carlos y Pep renunciaron al premio de dos de las tres categorías y se quedaron ambos solo con una. Cedieron otro al tercer más votado, Miquel.
¿Alguien ha reparado que aquí somos todos de la misma estatura, grosso modo? ¿Lo máximo a lo que podemos aspirar los bajos es a que el campeón de pintura te ceda uno de sus premios? Inquietante.
Ya para acabar, sorteamos entre todos los presentes los dos premios especiales de asistencia. Una idea que me gusta. Sólo por venir, te puede tocar algo. En esta ocasión uno fue para César.
Y el segundo para Andreu, con lo que se volvió para Palma con doble dosis de reconocimiento. La de sus iguales en el campo de batalla y la de la fortuna en los cielos.
Un muy buen día. Al final un tanto precipitado a causa de la necesidad de terminar a tiempo para los amigos de Palma pudiesen volver a tomar el avión de vuelta a casa. Con todo, lo pasé muy bien.
Dicho esto, me quedo un sabor dulceamargo porque, desde la organización, no cubrimos las expectativas de asistencia que teníamos. Seguramente fuimos demasiado ambiciosos. Precisamente ahora lo estamos comentando en el foro, donde podréis ver mi frustración inicial. De cara al año que viene, habrá que plantear cambios.
Pero eso será el año que viene.
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