sábado, 10 de septiembre de 2011

Mis libros (14): La crisis del siglo XII

Uno de los libros que me he leído en agosto ha sido esta obra monumental del profesor Thomas Bisson. Monumental en los dos sentidos. Por su extensión, más de 800 páginas, y por lo que afirma la crítica especializada.

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Como en tantas otras ocasiones, pillé el libro sólo por el título. ¿Una crisis en el siglo XII? ¿No era ese precisamente del clímax de la Edad Media? Tras el “renacimiento” del siglo XI, ¿no era este el siglo de consolidación definitiva del lo que ahora llamamos Europa feudal? Una rápida lectura de la sinopsis en la contratapa me acabó de convencer. Se trataba de un análisis controvertido (expresión literal tomada de la misma) de la evolución del señorío banal desde su ápice hasta el inicio de su declive. Fue rápidamente p’al saco.

Maravilloso. Con sus más de 800 páginas (200 de ellas de notas y bibliografía) el autor, del que no conocía nada, afirma en el prólogo que pocos especialistas del ramo usan la palabra crisis para referirse a este siglo, muy en sintonía con mis preguntas anteriores. En este grueso volumen, el profesor Bisson repasa de forma detallada la evolución en la Europa cristiana medieval, desde Galicia a Polonia y desde Inglaterra a Italia, de la institución que define la estructura básica de las sociedad y mentalidad medieval: el señorío. Aunque la obra abarca globalmente el período 1050-1250, se centra especialmente en el último tercio del siglo XII, que es cuando afirma que se manifiesta la crisis anunciada en el título.

Como ya sabéis, a medida que me hago mayor me interesan cada vez menos las obras de información general para entrar más en el campo del análisis en profundidad. Y eso es lo que ofrece precisamente esta obra. La tesis del profesor Bisson es que a lo largo del siglo XI se intensifica de forma explosiva la creación de nuevos señoríos a expensas de los aristocráticos ya existentes. Una legión de prebostes, vicarios, castellanos y alguaciles sin tierras se dedica sin ningún género de escrúpulos a crear señoríos que les permitan tutearse con las elites dinásticas. Ello conlleva a un verdadero estado de violencia permanente que empapa todas las esferas de la sociedad. Los campesinos padecen las exacciones, las tallas y requisas arbitrarias de hombres armados contra los que no pueden hacer nada más que no sea suplicar paz a sus señores condes o reyes, o bien huir. Por su parte, los miembros de las elites ignoran estas súplicas porque necesitan el apoyo militar de estos prebostes y castellanos. Su propia posición en la cúspide de la sociedad depende de la lealtad de estos “malos caballeros”, como los denominan muchas crónicas.

En su obra “La revolución del año mil”, Guy Bois ya muestra la explosión que supuso este incremento de la violencia precisamente a caballo entre los siglos X y XI. Una de las frases que más me impactó del mismo fue que el campesinado padecía la vida bajo un ejército de ocupación de las manos de estos aspirantes a señores. Pues bien, en el trabajo de Bison queda constancia detallada de hasta qué punto era acertada la afirmación de Bois. Leyendo algunos de los fragmentos de cartas y otros documentos que han llegado hasta nuestros días, es posible sentir el horror de las imposiciones violentas sufridas por las aldeas, villas, los peregrinos, los comerciantes y las parroquias en toda Europa. Algunos de los relatos son auténticamente espeluznantes. Lo peor del caso es que esa misma violencia era ejercida entre los propios aspirantes a señores, dado que la cantidad de campesinos a explotar era limitada. Ello conllevaba una espiral en el uso de la brutalidad cuyo objetivo era impedir ser devorado por esa misma dinámica de destrucción. No sería hasta el final del siglo XII, como afirma Bisson, que esa situación se hará insostenible, entra en crisis y, de forma lenta pero inexorable, las monarquías conseguirán retomar el control, si bien de forma limitada e incompleta.

Una delicia. No quiero destripar más del libro porque merece muy mucho un hueco en tu biblioteca particular. Esto es lo que busco. Entrar en los detalles de fondo de un cuadro que, visto de lejos, da una impresión concreta. Es cuando te acercas que te muestra otro completamente nuevo.

Sólo por este libro ya puedo afirmar que he pasado unas vacaciones inolvidables.

3 comentarios:

Erwin dijo...

Deberías leerte, (te lo puedo prestar) "A hierro y fuego - las atrocidades de la guerra en la Edad Media" de Sean McGlynn. también editado por CRITICA.

Creo que también te gustaría.

David Cantó dijo...

Pues te tomo la palabra, pero deberá ser más adelante, que mi lista de espera de libros a ser leidos es larga en estos momentos. :)

Erwin dijo...

Si te enseño la mía, ya veremos quien la tiene más larga ;)