Además de para dedicar más tiempo a leer libros pendientes, el mes de agosto también me ha servido para repasar con tranquilidad webs que miras sólo muy de cuando en cuando en busca de novedades. Este ha sido el caso de la de mi historiador favorito, el Profesor William Urban.
Ya lo he traído a colación en otras entradas, dado que es el autor de la más importante colección de obras dedicadas a las cruzadas del norte llevadas a cabo por la Orden. Pero en esta ocasión me gustaría llamar vuestra atención sobre dos aspectos concretos. El primero es que cuestiona, con una argumentación difícil de rebatir, la existencia del fuera de juego en el fútbol.
Muchos ya sabréis que considero ese deporte como el actual opio del pueblo, y como sé que muchos de vosotros no podéis ni queréis dejar atrás esa nefasta adicción, no he podido evitar destacar este punto con el objetivo de captar vuestra atención y así confiar que acabaréis leyendo el segundo aspecto y auténtico motivo de esta entrada. En la parte inferior de su página de presentación, se ha incluido un enlace que conduce a la totalidad de los artículos publicados en su larga trayectoria docente. De entre ellos os destaco dos que ya me impactaron en su momento, pero que, releídos de nuevo tras varios años transcurridos, me han empujado a dároslos a conocer. Se trata las vidas de Martin de Golin y de Henry Monte.
Ambas son vidas de película. Los dos fueron producto de la cruzada en Prusia. Si bien pertenecientes a generaciones diferentes –Monte a la anterior de Martin- y a bandos opuestos (prusiano el primero y alemán el otro), los dos encarnan los aspectos más prominentes de las vida en la frontera de la cristiandad en el siglo XIII. Venganza, violencia y sangre. Cuando sea rico me dedicaré a hacer una saga cinematográfica dedicada a ambos. Soy un ferviente defensor del dicho “si no hacen las pelis que te gustan, háztelas tu”. Pero para ello hace falta mucha pasta, así que no puedo garantizar que tengáis que esperar poco tiempo para poderla ver hecha realidad.
Os recomiendo que os leáis todos sus artículos, en general magníficos, pero dedicad el tiempo que sea necesario para saborear estos dos en concreto. Me lo agradeceréis.
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