sábado, 16 de julio de 2011

De casi todo hace ya 20 años

No recuerdo dónde fue que leí que puedes percibir el inexorable paso del tiempo cuando puedes decir lo que afirma el título. Esta semana he tenido esa sensación por primera vez de forma especialmente intensa. Y ha sido de la forma más inesperada. En la tranquilidad de mi casa visualicé la última entrega de la factoría Disney: Tron: Legacy. Para los que no sepáis de qué hablo, este es el tráiler oficial.


Los que tengáis mi edad sabréis que se trata de la continuación de la saga iniciada ¡hace 27 años! con la primera Tron. Tenía 13 años cuando la vi. Todavía recuerdo que era el lunes 2 de enero de 1984. No recuerdo nada más que no sea el momento de salir de la sala (curiosamente no consigo rememorar cuál fue), ya finalizada la sesión, y pensar que nunca en mi vida podría empezar mejor un año. Tuve la sensación de que difícilmente me podría pasar nada mejor. El impacto que supuso en mí se prolongó durante años. Hasta bien pasados los 20, estuve mirando con asiduidad las carteleras para encontrar salas en las que repusieran Tron. Era la película. Mi película. Las imágenes de las motos de luz, de los tanques, de los discos y del malvado Sark fueron mi referente comparativo en términos absolutos. Todo placer proporcionado por un libro, una música o película se comparaba inmediatamente con el nirvana alcanzado aquel 2 de enero de 1984. Y muy pocos conseguían aproximarse. Luego creces y descubres DBM, pero eso es otra historia.

Cuando el pasado diciembre se anunció el estreno de la nueva entrega, ni me planteé ir a verla. Ya de adulto sabes lo que quiere decir “calidad Disney”. Ñoñería edulcorada para niños. Legítima, por supuesto, pero en tanto que no tengo hijos era algo que no percibía como dirigido a mí como espectador. La cuestión es que, en una de esas tardes en las que realmente te aburres de solemnidad y no te apetece releer, de nuevo, la siempre difícil sección de interpenetraciones para pasar el rato antes de cenar, decidí darle una oportunidad.

No sabría describir con precisión el orden de las emociones que desfilaron a medida que la visionaba. Diría que se trató más bien de una superposición en un primer momento que, con el paso del tiempo, proporcionó su mejor destilado más tarde. El hemisferio racional no tuvo dudas: magníficos efectos especiales, excelente banda sonora, inmejorable estética visual y soplagaitez sin límite de la historia narrada. Fue el hemisferio emocional el que quedó turbado. Y no a causa de lo percibido por la película en sí, sino por ese efecto secundario que ha hecho de nuestra especie la más peligrosa del planeta: la asociación de ideas. Ideas inicialmente inconexas que están ahí desde siempre pero que la capacidad de abstracción convierte en una única emoción más compleja. En este caso en particular, el paso del tiempo.

Brevemente, los elementos de base fueron los siguientes (no todos se dieron durante el visionado):

1. Ver a Geff Bridges (el prota de la primera) con 27 años más. Este me impactó mucho.
2. Ver a la siempre temible Olivia Wilde (la prota) ¡y constatar que nació el mismo año en que yo fui a ver el estreno de la primera!
3. Identificar los inevitables guiños a la primera Tron.
4. Haber leído en algunas críticas que los guionistas no buscaban tanto público nuevo como atraer a los seguidores iniciales, ya adultos…con sus hijos. Este me impactó más, por razones obvias.
5. Sentir en algunos instantes algo de la emoción que recordaba haber experimentado hace 27 años. ¡Qué pronto se dice 27 años! :(

Casi nunca veo una peli dos veces motu proprio. En esta ocasión me vi abocado a hacerlo tras esta cascada de recuerdos y (viejas) nuevas sensaciones. La conclusión es que creo haber tenido mi primer ataque serio de nostalgia. Pese a que no creo en el mito de la crisis de los 40 (eso sólo pasa si no tienes objetivos en la vida), debo admitir que esto antes no me pasaba. Algo está cambiando. Y la prueba está en que me he pasado días buscando en Internet más información sobre la peli. Esto no se podía hacer hace 3 décadas. Lo curioso era que no quería más de la película en sí misma, sino hallar más elementos de la misma que me emocionasen del mismo modo. Evidentemente, eso no está en la red. Con todo, me he quedado con una imagen y una música. La primera es mi nuevo fondo de escritorio, la magnífica sirena Gem.


Verla en mi ordenador cada día es un pequeño autohomenaje a aquella adolescencia en la que sólo se podían comprar fotos de tus heroínas favoritas en el Corte Inglés.

En cuanto a la música, aquí es donde la herida ha sido profunda. Uno de los cortes de la banda sonora original, que no tardé en conseguir, sintetiza a la perfección todo lo dicho hasta ahora. No imaginaba que Daft Punk pudieran crear momentos de tanta sensibilidad. Es este adagio.


Cómo lamento no poder describir todo lo que alberga esta música. Hacía tiempo que una pieza no me llegaba tanto. Temible. He llegado a pasarme más de una hora seguida escuchándola una y otra vez de forma ininterrumpida. Esta es la prueba de que me hago viejo. No lo digo en sentido peyorativo, sólo es que me resulta novedoso.

La mente es peligrosa. Ese logro de la evolución que nos ha conducido a la transición de fase que supone la superación del proceso de hominización (todavía no el de humanización) funciona proyectando ficciones destinadas a crear los estados de consciencia necesarios para la supervivencia. Nada más…y nada menos. Durante esos poco más de 4 minutos de duración del adagio, la mía condensa estos últimos 27 años de vida. Síntesis implacable e inevitable.

Siento curiosidad por saber cuándo volveré a vivir el próximo episodio de nostalgia.

4 comentarios:

Noctiluca dijo...

Yo ví la película en su época, pero no me atreví a ver ésta, por no salir decepcionada como me ha ocurrido otras veces cuando he visto algún remake.
De todos modos según tú, está bastante bien, a veces hay que dar segundas oportunidades ¿no?
Un abrazo.

David Cantó dijo...

Cuidado, fíjate que digo que la peli en sí no me fue especialmente fascinante, sino los recuerdos y emociones que me evocó. No es lo mismo. No sé si me explico :).

Por cierto, hace tiempo que no te veo en tu blog. ¿Estás de vacaciones?

Noctiluca dijo...

Bueno de vacaciones no, pero tomándome un respiro que necesitaba desconectar un poco, ahora ya vuelvo a la carga.
Un abrazo.

Kaloni dijo...

Uff!! Acabo de ver Tron El Legado hace tres días y hago mías muchas de tus sensaciones. Indescriptible, compañero.
Y la Sirena Gem, sin palabras.

Un saludo y nos leemos.