martes, 2 de junio de 2009

Abandono DBMM. Y segunda parte.

Antes de despedirme de vosotros y de justificar mi decisión, que ya avanzo que es inamovible, no puedo evitar mostraros algunas imágenes más de Irina. Al día siguiente de las tomas que os muestro en la entrada anterior, continuamos nuestro periplo por la capital, y necesito demasiado poder compartir con vosotros cuanto viví allí como para explicar otra cosa.

Aquí, posando junto a otro elemento característico de la antigua Londinium. ¿No os he dicho que posa tan bien porque es modelo profesional?

Aquí, rodeada por una de sus grandes pasiones, los animales.

Aquí, con un mechón furtivo, celoso de mí, acariciando su rostro.

Aquí, en otra imagen bucólica, inolvidable.

En esta última os muestro un ejemplo de una de las diversas campañas publicitarias en las que ha participado en su país, Rusia. Fue para una marca de café desconocida aquí.

Me parece que ahora sí ha llegado el momento de explicar mi decisión. Supongo que casi todos ya sabéis por qué soy Landmeister. Este blog no ha dejado de ser otra cosa que la extensión pública de un déficit privado. Jugaba a DBMM a modo de substitución de todas aquellas ambiciones personales que se supone que debemos desarrollar en la vida, pero en las que he fracasado. Ni más ni menos que un sucedáneo en la búsqueda del éxito social, como reza en mi perfil.

Por otra parte, mi identificación conceptual con la orden teutónica no es otra cosa que la metáfora que permite justificar mi actual concepción de encaje personal en el mundo. Abocado a una cruzada permanente, sin final, con una recompensa lejana, distante e inalcanzable para la cual sólo cabe el sacrificio máximo del martirio emocional.

Pues bien, todo eso se ha desvanecido. Con Irina la cruzada ha terminado, ya no hay que expiar pecados del pasado ni confiar en una súplica piadosa el día del fin de los tiempos que permita la entrada en el paraíso.

Ella es el paraíso, aquí y ahora.

Se acabó derrochar cada minuto, cada hora, cada día en un esfuerzo sobrehumano para alcanzar la redención.

Ella me ha redimido.

Tampoco es necesaria ya la espera infinita del día del juicio, con la angustia atenazante de saberse culpable y la desesperanza implacable de la condena inevitable.

Ella me ha absuelto.

Al fin puedo volver a casa y dejar atrás el frío brutal de las campañas de invierno, los bosques terribles plagados de bestias y enemigos, la obediencia ciega a aquello que se supone sagrado y la amarga vaciedad del celibato impuesto.

Al fin soy un hombre libre.

Por todo ello, os quiero agradecer de corazón, a quienes lo hagáis hecho, el seguimiento de mi blog. Ha sido una experiencia inolvidable para mí. Espero haber sido, al menos, entretenido y no demasiado aburrido o pedante (cosa, esta última, siempre difícil en mi caso). Deseo también que podáis comprenderme. Quizás algún día vuelva a adentrarme en este apasionante mundo de la creación bloguera. Por el momento, os puedo decir que ya lo tengo todo, lo puedo todo y lo soy todo, motivo por el cual, ya no necesito DBMM.

Hasta siempre.

7 comentarios:

Juanjo dijo...

Me alegro por que hayas encontrado tu paraíso. El legado que nos dejas en DBMM es inconmensurable, como aficionados a este juego nada más podemos pedirte :(

David Cantó dijo...

Tranquilos. Este sábado todavía tendréis una nueva entrada de blog. Tengo que dejar bien atadas ciertas cosas. ;)

ignasi dijo...

pues yo no entiendo nada.

Xavier Martí i Picó dijo...

Cómo para entenderlo, vaya tela...

Ricardo dijo...

Flipo colores...

:O

Pero lo entiendo...

;)

Erwin dijo...

Yo... como Santo Tomás...

Quim dijo...

David, m'alegro moltíssim que hagis trobat la teva raó d'existència. Ja saps que sempre estaré aquí per qualsevol cosa que et faci falta (per això són els amics, i jo m'hi considero).