sábado, 21 de marzo de 2009

Contra la bicefalia consular

Normalmente no uso mis minis en batallas “de pro” haciéndolas pasar por lo que no son. Eso lo dejo para las demos y las clases de iniciación de los nuevos adeptos, pero en esta ocasión me pidieron expresamente que hiciera una excepción, así que accedí a ello. Me enfrenté a un romano con mi prusiano disfrazado de galo. Al fin y al cabo es difícil encontrar ejércitos con un gran número de Wb, como el mío.

Fueron los cónsules Jordi y Òscar quienes deseaban ganar gloria tras su reciente nombramiento por el Senatus.

Esta es la ficha de la partida:

Puntos: 400
Su ejército: Romano Polibio (con Lépido como C-in-C inerte). Libro 2. (defensor)
Yo: Galo (o sea, prusiano disfrazado). Libro 2. (atacante)
Hora de inicio de la batalla: 12:00. Es de día.
Condiciones climatológicas: Nada destacable. Un día perfecto para matarse.

Aquí tenemos el despliegue:

Como se puede ver en la imagen, yo desplegué dos grandes mandos de infantería Wb y Ps (casi calcados en número a los del prusiano) y de un tercero, del C-in-C, Caballería, también como en el prusiano pero más numeroso.

Ante mí, tres mandos también, pero sólo dos de combate. El tercero era el Bagaje de del ejército, que al ser regular puede disponer de dado de PIPs y con ello servir de “PIP dump”, como se suele decir en la jerga de DBMM. Efectivamente los cónsules asignaron el dado más bajo a dicho mando. Roma disponía de abundantes tropas ligeras superiores, cosa que en principio no era nada buena para mis Wb.

Comienza la partida y mi los cónsules obtienen una tirada con su dado dummy de 5, ¡anunciando la llegada inminente de su marcha de flanco por mi lado derecho! Esta no me la esperaba. Al tener un comandante en jefe inerte, se han gastado los puntos ahorrados en un cuarto mando de combate. El resto de su ejército apenas se mueve. Está claro que su opción es permanecer estático en su posición mientras su marcha de flanco me desbarata. Admito que me han sorprendido, pero habiendo llegado a la mesa de forma tan prematura, me da tiempo a preparar la defensa. Dos giros rápidos y ya tengo una pseudo línea de defensa. Ahora a esperar a ver qué llega.

Inicialmente había pensado aproximarme lentamente con las Wb hacia sus líneas para poder llegar en masa y en orden con el objetivo de romperlas de un golpe masivo. Ahora el plan había cambiado. Sin saber la magnitud de la marcha de flanco, había que arrojarse deprisa contra las legiones. Avancé mi centro a toda velocidad, dejando atrás a las columnas que desplegué sobre la marisma central.

Al haber desplegado segundo, pude orientar una masa importante de Wb directamente contra la línea de legionarios sin cobertura de sus temibles Ps (S). ¡A por ellos!

En mi lado izquierdo hice lo mismo. Aquí me las tendría que ver primero contra su línea de ligeros (en esta ocasión (O), afortunadamente), que había avanzado en su primer movimiento.

Aquí mi masa no estaba bien orientada, de modo que sería más difícil de maniobrar, pero ahora lo importante era aproximarse rápido al enemigo. Desplegué una columna en mi flanco izquierdo por si su columna de Caballería Ligera se aproximaba demasiado hacia mí.

En su siguiente turno, su marcha de flanco llegó. Estaba constituida enteramente por Caballerías (O) y dos elementos de Caballería Ligera. Respiré más tranquilo; yo tenía superioridad numérica.

El objetivo inicial de mi Caballería era ir a comerse los ligeros de las legiones para permitir una carga tranquila de las Wb, como he dicho. Ahora habría un interesante duelo de Caballerías. Mi infantería se las tendría que apañar sola.

El resto de su ejército permaneció inmóvil excepto en su lado derecho. Replegó su línea de Ps y avanzo la columna de Caballería Ligera.

Su objetivo era claro, tentarme a entrar contra la retaguardia de sus ligeros para atraparme luego en ambos flancos por su Caballería Ligera y sus legiones. Noté que el resto del ejército no se movía. Eso siempre favorece al oponente si no se está en una posición defensiva fortificada (como no era el caso). Se notaba que ambos cónsules estaban aun a la espera de las acciones del enemigo, algo de lo que pude aprovecharme.

Mi turno de nuevo. Sabiendo lo que hay, reorganizo mi Caballería. Envió refuerzos al extremo izquierdo de mi línea para evitar ser sobrelapado por sus ligera y avanzo una columna por mi extremo derecho para comenzar a ganar su flanco. El resto de la línea permanece inmóvil.

Mientras tanto, aunque a velocidades desiguales, mi infantería central sigue avanzando contra sus líneas de legionarios. Su inmovilidad me favorece, ya que su línea de ligeros se queda observando cómo me abalanzo contra sus princeps.

En mi izquierda, los Pips me permiten detener la masa de Wb y enviar sólo a mi línea de ligeros contra la suya. La columna de mi izquierda se adentra en la otra marisma gracias a la carretera. Desde aquí ya podré amenazar el flanco de los ligeros.

El objetivo es que aquí sea él el que se abalance contra mis Ps. Los sacrifico con el objetivo de involucrar a los suyos en combate y arrojarles entonces mis Wb. Espero que funcione…

…Como así sucede. Gira sus Ps y me carga frontalmente, así como me flanquea con su Caballería Ligera.

Pierdo dos elementos y él uno. El resto de su ejército permanece otra vez inmóvil, incluyendo su marcha de flanco. Restar 1 PIP de todos los mandos cada turno no es agradable, y precisamente su marcha de flanco tiene asignado el tercer dado más alto, con lo que su capacidad de movimiento es mínima.

Vuelve a ser mi turno. Mi Caballería mejora su posición frente a la suya. Ahora tenemos ambas líneas igualadas, con mi ventaja de disponer de una columna que ya se aproxima peligrosamente a su flanco.

En el centro consigo mi objetivo. El bloque de Wb más avanzado llega en condiciones óptimas al combate contra su primera línea de legionarios. El resto sigue avanzando torpemente por la marisma, mientras mis Ps avanzan para empezar a amenazar el flanco de la otra legión.

Es el momento de arrojar también mi infantería izquierda. No alcanzo a combatir en condiciones, pero al menos sus ligeros ya no tienen margen de escape. Van a tener que luchar.

Supongo que pronto tendré a las legiones sobre mi flanco derecho descubierto, pero al menos he evitado que su Caballería Ligera amenace el izquierdo.

El resultado del combate en el centro es un completo éxito. Devastador, como corresponde a las Wb. Tres elementos consecutivos de legionarios destruidos. Una primera brecha muy importante.

En mi lado izquierdo, en cambio, poca cosa. Una baja por bando y en espera de su turno.

Otra mala tirada de PIPs, junto con el hecho de ser el tercer dado más alto y tener un C-in-C inerte abocan de nuevo al mando de marcha de flanco a una única maniobra de ataque sobre mi columna de flanqueo. Sí que era una amenaza mayor el avance de los Ps (S) del mando de las legiones para amenazar el flanco izquierdo de mi Caballería.

Su ataque no tendría consecuencias, pero el hecho de ver que al fin movía algo contra mi Caballería me hizo retomar la idea que ya iba siendo hora quizás de acelerar el combate en este lado de la mesa.

En el centro, su segunda línea de legionarios no dudó en vengar a sus compañeros del turno anterior. Lamentablemente perdí la foto en la que me destruye 3 Wb. Ojo por ojo, con la diferencia que yo tenía otros 26 elementos en ese mando…y él no.

En mi ala izquierda, mis ligeros eran prácticamente barridos y otro elemento de Caballería Ligera era enviado como refuerzos a su combate. Demasiado poca iniciativa romana para tanta Wb enemiga, pero creo que ambos cónsules todavía estaban confiados en poder aguantar la tromba manteniendo estáticas sus líneas de legionarios.

Un error que me proporcionaba tiempo para seguir ganando en el centro y, eventualmente, en el ala derecha.

Dicho y hecho. En mi turno, decido comenzar a avanzar mi Caballería contra la suya mediante una variación en la línea, una cobertura en el extremo izquierdo amenazado y flanqueando al elemento heroico que me había atacado el turno anterior.

Su elemento fue destruido. Ya empezaba a notar la presión sobre su cada vez más amenazada marcha de flanco.

En el centro se preparaba otra carga de Wb. En esta ocasión eran más elementos lo que contactaban frontalmente contra su línea de legionarios. Una victoria decisiva este turno y la batalla estaría muy encarrilada. Ya no le quedaban reservas significativas.

En mi ala izquierda decidí forzar la situación y, además de cargar con todo el bloque contra sus ligeros, decidí sacrificar algunos elementos enviándolos en columna en línea recta hacia sus legiones. Un bocado de flanco demasiado irresistible como para que lo rechazase. De ese modo al menos romperé su línea y luego bastará con dejarlos impetuosos.

La pequeña columna de la izquierda se adentró en la marisma. La sensación que debían dar era la de una tropa también sacrificada y que no entraría en combate. Los planes eran otros.

¡Una nueva y apabullante victoria en el centro! Tres elementos más de legionarios destruidos.

Aun no estando ni desmotivado, tácticamente ya había ganado el centro. Ahora era sólo cuestión de tiempo que le rompiese. Su Bagaje de mando estaba al descubierto, aunque todavía lejos.

En mi decepcionante ala izquierda no pasó nada de nada, literalmente.

Su turno. Dos escasos movimientos para su marcha de flanco, uno para enviar otro elemento a apoyar el que había sido destruido por mi flanqueo del turno anterior y un elemento de ligeros avanzando cautelosamente con la aparente intención de cargar mi flanco el próximo turno.

En el centro, como corresponde a la gallardía romana, me cargó de nuevo con sus últimos elementos disponibles supervivientes de la legión para ganarse un nombre en los anales de historia. Dos elementos más de Wb destruidos.

En la izquierda el cebo era demasiado jugoso como para dejarlo escapar. Me cargó frontalmente y de flanco a la columna arrojada contra su línea de princeps. Dos elementos míos destruidos, pero sus líneas al fin empiezan a moverse.

Simultáneamente, su línea de ligeros frontales, que estaba deteniendo valientemente toda la masa de mi infantería, comienza por fin a desintegrarse. Consigo abrir una brecha que me permitirá al fin arrojar a las Wb contra su infantería.

Nuevo turno. A cusa de una enojosa escasez de PIPs, en mi derecha sólo puedo ir a comerme el elemento de Caballería romana suelto que queda antes de arrojarme en tromba hacia su flanco.

En el centro lo único destacable es el espectáculo de ver como la masa de Wb que desplegó sobre la marisma parece que finalmente van a pisar tierra firme, cuando sus compañeros ya han hecho todo el trabajo. Ahora es ya cuestión de empezar a amenazar los mandos enemigos laterales. El centro romano tiene los minutos contados.

Viro el general hacia la derecha para amenazar a los Psiloi que estaban amenazando a su vez a mi Caballería, así como cargo al flanco de la línea de legionarios del mando de la derecha romana. Él sólo pudo enviar el general de dicho mando para intentar detener la amenaza creciente de los Wb, muy próximos a sus legiones.

Ahora era el turno de soltar a las Wb de mi izquierda. Cargué, o más bien dejé que cargaran, contra todo lo que tuviesen delante.

También aproveche ese momento para cambiar la orientación de la minicolumna de mi izquierda. Había llegado el momento de dirigirlas hacia el combate.

El resultado de combate en mi izquierda fue el previsto. Su elemento fue destruido. Su marcha de flanco iba a ser flanqueada.

En el centro se materializó lo inevitable. Destruí dos elementos más de legionarios y su mando quedó inmediatamente desmoralizado. La victoria final estaba cerca.

En mi izquierda, en cambio, no había para echar cohetes. El pierde dos elementos más y yo otro. Nada especialmente destacable.

Es su turno. En el centro ya sólo puede detener a los supervivientes y replegar el general del mando de su izquierda ante la posibilidad de un flanqueo masivo por parte de mis Wb victoriosas. Su marcha de flanco vuelve a quedar inmovilizada por falta de PIPs (me ahorro la foto).

En su derecha avanza parte de su primera línea de legionarios y otro elemento de ligeros. Flanquea dos elementos más de Wb y los destruye. Nada de lo que deba preocuparme, ahora el tiempo corre a mi favor.

Mi turno otra vez. Cuatro turnos después de haber llegado a la mesa, su marcha de flanco sólo ha podido mover unos pocos elementos individuales y la línea ha permanecido, literalmente, inmovilizada. Es mi oportunidad para preparar una carga por retaguardia al siguiente turno.

Si sale bien, mi próximo turno podré embestir por el frente, el flanco y la retaguardia. Podrá ser el golpe definitivo.

Mientras, dejo que mis hombres del centro se arrojen a su antojo contra todo lo que puedan por delante como premio a su actuación estelar contra las legiones. Para cuando hayan salido del barro, los rezagados se van a quedar a dos velas.

Mi izquierda, en cambio, no tiene el día. Pese a que abro otra brecha en el centro de ligeros, pierdo otro par de elementos. Sin embargo, esta vez consigo que sus líneas se disgreguen con cargas de Psilois.

Increíble. En su turno apenas obtiene órdenes para movimientos (me ahorro las fotos). Una vez más, su marcha de flanco permanece inmóvil.

Es la mía. Al fin ataco con mi Caballería. Por desgracia mi tirada de PIPs no es ninguna maravilla y debo conformarme con menos ataques de los deseados. Aún así me aseguro un flanqueo y un ataque por retaguardia.

En el centro, algunos de mis impetuosos se van en busca del Bagaje del ejército, otros rodean al cónsul Lépidus y los que estaban atravesando la marisma empiezan a sacarse el barro de las botas.

En la izquierda es donde se puede deleitar la vista con el dulce caos de la batalla. Imagen turbadora, sin duda.

Sus líneas de legionarios ya están muy fragmentadas, cosa que me favorece, en tanto que yo siempre dispongo de ataques gratis con mis Wb. Sus Ax (S) bajan finalmente de la colina, pero la situación ya no es buena para Roma.

Pero los milagros existen. Mi pequeño ataque devastador contra su Caballería resulta ser un fiasco total. ¡Pierdo todos combates!

En el centro, el inútil de Lépido aguanta. Está claro que cuando vas ganando el partido, tus jugadores se relajan.

Por fin, en mi izquierda, la disgregación romana ofrece frutos. Dos legionarios destruidos y otros dos ligeros. Esto ya se acaba.

No puedo evitar mostrar una nueva imagen del caos en mi lado izquierdo (aprovechando la ocasión para incluir en ella las ya abundantes bajas enemigas).

Vista la situación, Roma concede la victoria ante la imposibilidad de salvar los muebles. Una batalla dura.

Lecciones para ambos cónsules. Llevar un C-in-C inerte es un error si quieres ser ofensivo, y muy duro si quieres ser defensivo. Manteniendo dos mandos es espera de mi ataque y enviar una marcha de flanco, además de ser arriesgado, es todo un desafío, por decirlo suavemente. El mando con el dado más alto, el de su derecha, no lo explotó al máximo hasta el final, mientras que la marcha de flanco tenía asignado el tercero más alto, cosa que garantizaba tiradas bajas, que pasaban a ser nulas a causa del general inerte. Demasiadas ventajas que los galos no podían dejar pasar.

Es encomiable el espíritu de experimentación de ambos jóvenes cónsules en esta batalla. Sólo espero que la derrota les permita mejorar para la próxima ocasión.

3 comentarios:

Xavier Martí i Picó dijo...

La bicefália veo que acabó en cefalea. Me ha dado la sensación que se notó mucho el hecho de ser dos jugadores. Creo que hay cosas que no las hubieran hecho igual si hubiese jugado un jugador. No sé si me equivoco...

Erwin dijo...

Caramba qué batalla tan interesante.
El general inerte quedó completamente representado por el reglamento, y no se si afectó a la psicología de los propios jugadores romanos.

Ciertamente el tercer dado no era para una marcha de flanco de caballería que se supone debía ser el golpe victorioso.

Por último, dejar los Ax(S) y Ps(S) tan lejos del combate directo contra las Wb es una lástima, como demuestra que los Ps(O) aguantaran tanto al mando Wb de la Izq.

David Cantó dijo...

Fue una batalla tan interesante como instructiva. La verdad es que este romano puede pegar mucho.