martes, 27 de enero de 2009

El retorno del primer hijo pródigo

La fe, al final, siempre compensa. Como ya os comenté hace unas semanas, durante mi participación en las jornadas Ayudar Jugando hubo algunas almas desesperadas que encontraron un atisbo de luz entre la asfixiante obscuridad de estos tiempos aciagos. Una de ellas fue Carlos, ahora ya reintegrado en la comunidad de los creyentes.

No me he confundido, he dicho reintegrado porque Carlos, no sólo ya había jugado a DBM hace años…¡sino que había sido socio de Alpha hace una década! Debo admitir que no encontré su rostro en el baúl de los recuerdos de mi memoria, pero sus detalladas descripciones sobre el club y sus miembros hace tantos años no dejaban lugar a dudas, había sido miembro de Alpha.

Por desgracia, encontrar una pareja y un trabajo estables (los peores enemigos de DBMM, junto con los hijos) le obligaron a abandonarse al paganismo y la idolatría. Afortunadamente, el destino quiso que en lo más profundo de su corazón aún quedase una llama que clamaba por llegar hasta la luz, de modo que ahora es mi primer hijo pródigo (pronto os presentaré al segundo).

La fortaleza de su fe le hizo conservar sus diversos ejércitos maravillosamente pintados, como este gaznávida.

También dispone de medievales occidentales y árabes, así como algún clásico helenístico. Esta es la clase de adeptos que me gustan, con el pack [ganas+ejércitos pintados+pareja comprensiva] ya servidos. Así da gusto evangelizar.

Bienvenido a la luz, Carlos.

2 comentarios:

Erwin dijo...

Sin duda la "ecuación perfecta".

Podríamos añadir la constante "hijos creciditos"

Por cierto, menuda colección de ejércitos.

David Cantó dijo...

Cierto. Esa variable de la ecuación también es importante.