Mi recomendación bibliográfica de hoy es una de esas que los americanos denominan “get it or forget it”. La he devorado durante este agosto y no os la podía dejar pasar. Se trata de la autobiografía autorizada de la celebérrima Jenna Jameson:
¿Qué os puedo decir de Jenna que no sepáis ya? Hasta la caída en mis manos de este volumen, ella se limitaba a ser el complemento de mi ideal de mujer. Así, mientras que
Petra era (y sigue siendo) mi amor platónico,
Jenna fue durante mucho tiempo (actualmente menos) mi sexo platónico. Ahora no esperéis que os cuelgue fotos suyas aquí. Este es un blog serio y hoy toca reseña bibliográfica, de modo que los que deseéis más información gráfica podéis recurrir a Google. Los más afortunados seguramente conservaréis todavía, como yo, aquellas hemerotecas personales de alto valor añadido (tanto la portada como la contraportada eran aprovechables) tan abundantes antes de la irrupción de internet y en las que es posible hacer un recorrido pormenorizado de su dilatada carrera artística: enfermera, policía, dominatriz, secretaria de dirección, vigilante de la playa y un larguísimo etcétera. Qué tiempos…
Pero centrémonos en el libro. Esta autobiografía ofrece exactamente lo que esperas en la vida la estrella porno por antonomasia. Se inicia con una no especialmente terrible infancia, pero marcada por la ausencia de la madre (fallecida cuando ella sólo tenía 2 años de edad), con su padre arruinado por los gastos médicos que conllevaron la convalecencia de su esposa y con su hermano mayor como único vínculo afectivo aparente con el mundo. En la adolescencia comienzan los capítulos interesantes, con una Jenna que descubre el poder sin límite que su privilegiado cuerpo le proporciona ante los hombres, incluyendo el inicio en las drogas y la acelerada entrada en la espiral de autodestrucción que todo lector espera y desea para un personaje como el suyo.
No os desvelaré los detalles, por supuesto, pero os destaco los cuatro fundamentales que forman parte de toda autobiografía jugosa que se precie. 1) Fue violada por primera vez siendo adolescente por un grupo de jugadores de fútbol americano de su instituto. 2) El abuso de drogas la llevó al borde de la muerte en más de una ocasión. 3) El descubrimiento de su bisexualidad. Elemento casi imprescindible en una profesional de su ramo. 4) La aparición de famosos y otras celebridades, de los que explica detalles más o menos sabrosos. Entre ellos destaco al cantante de Marilyn Manson (ahora no recuerdo su nombre), que, según explica, se la benefició durante una temporada y tenía una obsesión (que ella llega a definir como cansina) hacia el sexo anal.
Como podéis ver, todos los lugares comunes de un guión de Hollywood cuyo final es también tan previsible como inevitable. Jenna, tras muchas tribulaciones encuentra al hombre de su vida (millonario y productor de pelis porno, por supuesto), se casa con él y se centra definitivamente, hasta el punto que él es el único hombre con el que sigue rodando sus escenas porno. Sólo le faltaba admitir que pasó a votar republicano.
Hasta aquí el libro, que cubre el período de 1974 a 2004 (editó el libro al cumplir 30), pero Jenna ha seguido proporcionando detalles jugosos a los que, aunque con menos ahínco, hemos seguido su recorrido personal. En 2006 padeció un cáncer de piel del que salió bien parada, pero cuyo tratamiento la dejó estéril. Ambos sucesos provocaron la ruptura matrimonial, ya que ella deseaba retirarse para ser madre. Tras diversos affairs sentimentales, parece que está con otro hombre también rico y famoso (tampoco recuerdo su nombre). Ahora es dueña de un imperio de webs y productoras de porno que la han convertido en millonaria y en 2008 anunció en público, a bombo y platillo, que retiraba del escenario con la diplomática frase: ”Ya no pienso abrirme más de piernas para las cámaras”. La ruptura matrimonial la descentró hasta el punto de realizar una serie de operaciones de cirugía plástica facial que la han desmejorado sobremanera. Y estas son las únicas concesiones que os hago en cuanto a imágenes suyas en mi blog. Así era antes de de la debacle del cáncer y el divorcio.
Una belleza temible, no había duda. Esta es la Jenna actual:
Os aseguro que son la misma persona. Una verdadera lástima.
En definitiva, un libro que cubre sobradamente las expectativas del lector que sabe lo que ha comprado y que muestra el contenido humano (más o menos novelado) detrás de las miles de imágenes que han movilizado una parte (sospecho que abundante) de la información genética del segmento masculino de la población occidental desde mediados de los 90 del siglo pasado. Un libro recomendable que emocionará (como fue mi caso) de forma más especial a los que compartimos en nuestra juventud, ni que fuera sólo platónicamente, una parte de nosotros mismos con ella.